Te busco al atardecer
entre el sol que se extingue
y la luna que me acosa desvalido,
entre dos ciudades y olvido,
diáfanas, que se rozan sin tocarse
entre caminos de bosque y asfalto.

Te busco al abrigo de tus besos,
de luces que destellan, cobalto,
buscando en la penumbra tus labios
encuentro al fin mi destino,
el desatino de hallarte para amarte
y tener que dejarte, perdido.

Te busco en la memoria de los años,
en la helada quietud del desvelo,
en el roce furtivo de tus manos
que me hacen temblar de amor, entero,
y aun la luz refleja mi rostro en tu mirada
áurea promesa de un mundo que no tengo.

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